LAS PRIMERAS ACUSACIONES Y LA CLANDESTINIDAD DE LOS JÓVENES PENQUISTAS.

Hacia fines del gobierno de Eduardo Frei Montalva (1964-1970) el MIR era considerado como “(…) un pequeño grupo en la clandestinidad, con existencia orgánica en algunas provincias, con enraizamiento precario en el movimiento de masas, fundamentalmente entre algunos sectores estudiantiles y pobladores, con una corta historia, después de una división reciente (junio de 1969) y contando con cuadros en su mayoría jóvenes y recién incorporados a la vida política[1]

La represión por parte del gobierno se hizo sentir en Concepción y en el MIR, el factor primordial de estos ataques es la reforma y autonomía de la Universidad de Concepción, que pasó a segundo orden dándole prioridad a la represión de los grupos Izquierdistas de la casa de estudios. En 1969 los hechos que enmarcaron los sucesos violentistas fueron, el ataque contra el director del vespertino “Noticias de la Tarde”, Hernán Osses Santa María, cuyo diario hace realiza acciones periodísticas contra del Movimiento de Izquierda Revolucionaria las que luego se radicalizarán y pasarán a la Universidad de Concepción[2].

Los ataques que se realizaron en la Universidad de Concepción recayeron principalmente en los movimientos izquierdistas y en ese momento estaba en la mira el MIR, acusado constantemente incluso por personajes como el Ministro Pérez Zujovic, quien se amparaba de la Ley de Seguridad Interior del Estado y acusaba al MIR de hacer “Apología de la Violencia”. Las miradas recaen en el MIR y sus dirigentes, es más la Policía realizó allanamientos en domicilios particulares, en donde se ve afectado el domicilio del rector de la Universidad de Concepción, el médico Edgardo Enríquez, padre de Miguel Enríquez. Las miradas no estaban puestas en Don Edgardo, más bien estaban puestas en las caras más visibles del MIR en ese tiempo; Miguel Enríquez Espinosa [3] y Luciano Cruz Aguayo, este último acusado por Hernán Osses de ser uno de los participantes del ataque contra su persona. Tras las acusaciones y la búsqueda policial, los dirigentes del MIR lograron burlar las barreras policiales y llegaron a Santiago[4].

Después de las acusaciones contra el MIR, los dirigentes del movimiento dan una entrevista secreta en Santiago a la Revista Punto Final y expresan su opinión sobre estas acusaciones. Luciano Cruz indicó:

“El jueves 5 de junio acompañado por un dirigente del instituto Chileno – Cubano de Cultura de Concepción, viajé en automóvil a la ciudad de Chillán para tomar parte en un acto que había programado el instituto Chileno Cubano de esas ciudad… llegamos a Chillán a las 12 de la noche y por esta razón no se puedo efectuar la charla que estaba programada (…) me dirigí entonces a la escuela de Agronomía que la U. de Concepción mantiene en Chillán. Donde me reuní con un grupo de compañeros del MIR. La reunión se prolongó hasta la 4 de la mañana, con que resulta evidente que yo no pude estar en Concepción[5]

Tras esta entrevista los jóvenes tratan de excusarse de los cargos que se le confieren, mencionando incluso que sobre el MIR se dicen muchas cosas, entre ellas:

- La preparación en campos de entrenamientos guerrilleros en Nahuelbuta.
- Submarino soviético con tripulación cubana había llegado a la costa de Arauco.
- Instalación de un campamento guerrillero en Chiguayante
- La acusación de la bomba al Director de Investigaciones Emilio Oelckers.
- Se le ha tratado de delincuente habitual al presidente de la FEC, Nelson Gutiérrez.

Tras estas acusaciones Miguel Enríquez menciona que “el gobierno ha elegido al MIR para iniciar una represión que después se extenderá a toda la izquierda si ésta no se da cuenta a tiempo de la maniobra y toma las medidas necesarias para enfrentar la ofensiva fascista[6]”, poco a poco las críticas y las persecuciones al MIR se hicieron más habituales y concretas durantes los años posteriores, catalogándolo incluso como un grupo “terrorista”.





[1] Comisión Política del MIR: “La Táctica del MIR en el Actual Período” (diciembre de 1973), 1998, pp. 297-298. en PEREZ. C. (2004), “Años de Disparo y Tortura (1973-1975): Los Últimos días de Miguel Enríquez”, Estudios Públicos 96. p. 337.
[2] Revista Punto Final, Marte 17 de Junio de 1969, p. 2.
[3] En esta fecha Miguel Enríquez tenia 25 años y Luciano Cruz 24 años.
[4] Revista punto Final, Op.cit, p. 2.
[5] Ibídem.
[6] Ibídem, Revista Punto Final. p, 4.