LA HISTORIA DEL PRESENTE: UNA NUEVA FORMA DE HACER HISTORIA

“Para hacer historia, volved la espalda resueltamente al pasado, vivid primero. Mezclaos con la vida. Con la vida intelectual, indudablemente, en toda su veracidad. Sed geógrafo, historiadores. Y también juristas y sociólogo y psicólogo; no hay que cerrar los ojos antes el gran movimiento que transforma las ciencias de universo físico a una velocidad vertiginosa[1]”.


Para el estudio de la historia no solo encontramos en el pasado las respuestas que explican nuestro presente. El historiador, como menciona Bloch (2000), “se halla en la imposibilidad absoluta de comprobar por sí mismo los hechos que estudia[2]”, y da como ejemplo que ningún egiptólogo ha visto a Ramsés, y que solo a través del testimonio se pueden recuperar los hechos. Esto limita al historiador, en cuanto al “conocer presencial”, pero no en el “hecho de conocer”. El historiador conoce el pasado a través de las fuentes, cualquier signo o rastro que se conozca, puede servir a la reconstrucción histórica, es más: “todo lo que informa de la presencia humana ya es útil…[3]

Pero, cuando se habla de historia, ¿es necesario hablar sólo del pasado?, ¿y si el pasado es lo que aconteció, el ayer ya es historia? Estas preguntas se pueden responder de la siguiente forma: "Lo histórico es una dimensión ineludible de lo existente y no sólo de lo que ha existido[4]".

El cuestionamiento de la “historia del presente”, como menciona el historiador Ángel Soto se basa en el fundamento si el presente “puede ser objeto de ciencia”.

¿Es necesario que pasen cientos de años para hacer historia?, a esta interrogante responde Soto (2000): “si atendemos al criterio que es preciso que pase medio siglo o una generación para acceder a lo verdaderamente historiable, resultará que muchos procesos básicos para entender el mundo en que vivimos, algunos prácticamente cerrados -pero ocurridos en las últimas décadas-, quedarán ocultos a nuestro conocimiento[5]”.

Pero ¿qué es la historia del presente?

La historia del presente o del tiempo presente, es aquella que se preocupa por “estudiar lo que está vivo e inconcluso en un diálogo permanente con las Ciencias Sociales, se intenta hacer una síntesis -a partir de las diversas contribuciones que han hecho diferentes autores- que permita una definición acerca de qué hemos de entender por tal, algunos de sus elementos característicos, las objeciones que hacen sus críticos, así como la defensa de la factibilidad de su estudio[6]. Esto lo podemos complementar con las palabras de Benedetto Croce cuando menciona que "La historia es siempre contemporánea", haciendo alusión a la relación directa entre historia y presente.

La historia del presente fue”expulsada del quehacer historiográfico por el positivismo, que vinculó la historia con un pasado, desvinculado epistemológicamente del presente, la solidificación del pasado en el documento escrito, no exento de fetichismo, alejó al historiador de las preocupaciones historiográficas de su propio momento y del riesgo del contraste con los contemporáneos del hecho[7]".

La historia del presente no solo es una cuestión del hoy. Tanto Heródoto como Tucídides, fueron observadores de su tiempo, ejemplo de ello: “Tucídides escribió la historia que se desarrollaba ante sus propios ojos: la historia de los sucesos según fueron sucediendo[8]”, al igual que Polibio y César “quien tomaba nota, en su Guerra de las Galias[9]

En los tiempos contemporáneos (principalmente posterior a la Segunda Guerra Mundial) universidades e institutos han tomado este quehacer historiográfico. En Alemania el: “Institut für Zeitgeschichte, de Munich y Viena, dedicados a la Historia Contemporánea y que oscilan entre Gegenwartgeschichte (Historia del Presente) o Mitlebenden (Historia de los que comparten nuestra vida)[10]”. En Londres el: “Institut of Contemporary British History”, en Italia el: “Instituti della Resistenza”, en Francia - Paris (1979): “Institut d'Histoire du Temps Présent”


Chile incorpora la corriente del presente, a través del “Centro de Investigación y Documentación en Historia Contemporánea de Chile” de la Universidad Finis Terrae, con la recepción de archivos e investigaciones sobre la historia del tiempo presente. Asimismo el “Centro de Estudios Bicentenario 1810 -2010[11]”, rescata documentos, particularmente enfocados a los últimos 30 años[12].

La historia del tiempo presente se diferencia notoriamente de la historia tradicional, ya que su interés no recae en “los cientos de años” como objeto de estudio, sino más bien la historia del tiempo presente “comporta situarse en un trayecto cuyo destino final no se conoce[13]”. Esto llevaría al historiador a caer más rápido en errores y en subjetividad, ya que él estaría dentro del proceso histórico, sería sujeto y objeto al mismo tiempo.

Cualquier estudio historiográfico o mejor dicho "cualquier estudio impone al investigador un ejercicio continuado de humildad y paciencia. Sólo a través de una paciente indagación llegará a poseer los dispersos o poco accesibles materiales necesarios para el intento. Cuando su paciencia se haya ejercitado en la búsqueda y selección de materiales, se reafirmará en el convencimiento de la provisionalidad de las conclusiones alcanzadas, que han de someterse no tanto a un contraste con otras opiniones establecidas como a un careo con posibles nuevas fuentes documentales y testimonios que habrán de revelarse inevitablemente en los años sucesivos[14]"

Algunas críticas que pesan sobre la “historia del presente” son: 1) "persiste la costumbre de reservar las opiniones sobre hechos recientes a la práctica del periodismo, de las ciencias sociales o de la política[15]", 2) no entrega frente a los pares (historiadores) distensión academicista, en contra posición a los investigadores del pasado más remoto. Los cuales mencionan como falencias: el problema de las fuentes, la distancia temporal, carencia de objetividad, desconocimiento del final, quiebre del continuum de la historia de Occidente, independencia del conocimiento y carencias de instrumentos epistemológicos y metodológicos, y el uso político.

Soto (2000), menciona en defensa de la historia del presente que: “Cuando vemos afianzarse la necesidad inevitable de escribir la Historia del Presente, no lo hacemos por obra de un capricho de editor o ministro, ni de una moda, sino por el hecho mismo de la aparición de un tipo de vida propia iniciado en la segunda mitad del siglo XX[16]”.

Los tiempos avanzan y no por ello el historiador se debe quedar en el “tiempo pasado” bajo una estructura mental dogmática, es necesario comprender que: “El historiador, tradicional o contemporáneo, debe ser un hombre culto, lo que no significa, ni mucho menos, llenar el cerebro de vetusteces y antigüedades sino, por el contrario, vivir a la altura de las ideas de su tiempo, como afirma Ortega y Gasset[17]”.

En conclusión la historia del tiempo presente pretende ampliar la visión histórica de los acontecimientos, otorgando un mayor campo de estudio al quehacer historiográfico. Si en la actualidad estamos acostumbrados a las regalías que entrega la post-modernidad, como por ejemplo la televisión, celulares e Internet, ¿el historiador debe quedarse sin la utilización de estas nuevas herramientas? y si las utiliza ¿se aleja del cientificismo histórico? preguntas que deberían plantearse los estudiosos de las ciencias sociales (en especial los llamados positivistas), ya que el hombre es sujeto del tiempo y no por ello inmóvil.

p.g.m.


[1] FEBVRE, L. (1974) Combates por la Historia., ediciones Ariel, Barcelona.
[2] BLOCH, M. (2000) Introducción a la Historia; traducción de Pablo González Casanova, cuarta edición, México, FCE, p.52.
[3] FEBVRE, L. Op. cit, p. 39.
[4] ARÓSTEGUI, J., "Sociología e historiografía en el análisis del cambio social reciente". En Ángel Soto “Historia del Presente: Estado de la cuestión y Conceptualización” en Historia Actual Online (HAOL), Nº 3, 2000, p.101.
[5] SOTO, A. (2000)“Historia del Presente: Estado de la cuestión y Conceptualización” en Historia Actual Online (HAOL), Nº 3, p.101.
[6] Ibídem, p.102.
[7] Ibídem, p.103.
[8] Ibídem, p.103.
[9] Ibídem.
[10] Ibídem p.104.
[11] Página oficial del Centro de Estudios Bicentenario 1810 -2010: http://www.bicentenariochile.com
[12] Ibídem.
[13] Ibídem p.105.
[14] PALACIOS, V. Consideraciones sobre la investigación actual de nuestra historia. Madrid, Universidad Complutense, 1969, 36. en SOTO, A, “Historia del Presente: Estado de la cuestión y Conceptualización” en Historia Actual Online (HAOL), Nº 3, 2000, p.105.
[15] SALINAS, A., "Los historiadores chilenos y la historia contemporánea. Un segundo enfoque". Finis Terrea, I, (1993), 75. en SOTO, A, “Historia del Presente: Estado de la cuestión y Conceptualización” en Historia Actual Online (HAOL), Nº 3, 2000, p.107.
[16] Ibídem, p.108.
[17] SALINAS, A. Op. cit, en SOTO, A, “Historia del Presente: Estado de la cuestión y Conceptualización” en Historia Actual Online (HAOL), Nº 3, 2000, p. 114.